Y lo traigo aquí a colación (que de mañana suena esto a desayuno a la italiana) porque en materia de admiración creo que queda pendiente que se nos vea bien el trasero con el homenaje (interesado) al colectivo de inmigrantes que abandonan sus casas, sus pueblos, sus familiares, pertenencias y se embarcan (y esto cuanto más literal, a menor edad y más bajo nivel de la nave escogida, más arriesgado y más valorable y más vergonzante para todos) ... en una nueva vida. Se van muchos con poco equipaje, pero en ese equipaje viaja algo con valor "comercial". En el nivel más básico, en ese equipaje figuran unos cuantos intangibles que habría que reconocer, copiar y aprovechar ...
- ... lo primero, una actitud de valentía y resolución (intensificada por el hambre y el deseo de volver con dinero a casa para cosas de primera necesidad, quizás, como por ejemplo, asegurar un tratamiento médico y comprar medicinas)
- ... en segundo lugar, estos inmigrantes atesoran una lengua materna, a la que se suma, quizás el conocimiento de la lengua del pais de destino y, algo muy interesante, conocimiento de patrones de comportamiento cultural en las relaciones sociales del pais de origen
En el caso de otros inmigrantes, con mayor equipaje, éstos llevan, además de todo lo anterior, la carga adicional de una segunda lengua y, además estudios de nivel medio e incluso superior.
Estos inmigrantes, con estos bagajes han venido a engrosar en la presente crisis, las colas del paro. En su mayoría proceden de la más que ralentizada actividad en la construcción, pero el efecto dominó sobre el resto de actividades económicas ha hecho que los trabajadores, entre ellos los inmigrantes, procedan de todos los sectores.
De hecho, confirmando lo anterior respecto al nivel de cualificación de los inmigrantes, en el caso Español, y segun un recien estudio sobre el nivel de estudios de los inmigrantes, el 20,7% tiene formación universitaria. Y, curiosamente este dato es realmente significativo, ya que la media española tan sólo es superior en casi tres puntos, situándose el porcentaje de universitarios autóctonos en un 23,2%. En este sentido, los inmigrantes procedentes del Magreb y del resto de África son los que presentan un nivel educativo más bajo, frente a los provenientes de América Latina y los países de Europa del Este, que incluso llegan a superar con creces la media española. Son precisamente estos últimos, los nacidos en países de la antigua órbita soviética los mejor formados, ya que casi la tercera parte de los que vienen a trabajar a España posee estudios universitarios, algo que queda muy lejos a día de hoy en países como el nuestro.
A modo de anécdota, no es raro el caso de amigos, compañeros de trabajo o conocidos que no hayan visto como, en sus pequeñas reformas domesticas, mudanzas, ..., no se haya dado el caso de conocer personas con una alta cualificación dedicadas a otras cosas para las que se formaron en sus paises de origen. En mi caso, hace relativamente poco conocí a un tipo de una empresa de mudanzas, un Ingeniero Aeronáutico procedente de Ucrania, que me contaba cosas de su vida entre resoplidos ayudándome a mover una especie de sofa cama bastante ortopédico y perjudicado por unas cuantas mudanzas más.
Es decir, que en España (y es seguro que en otros paises desarrollados, los cuales sospecho que ahora estarían fuera de ese selecto club) se cuenta en las colas del paro con un nutrido grupo de personal bien formado y además con ese bagaje que comentaba antes.
El caso es que la oferta de formación para reciclar en el mercado laboral español a estas personas parece aun centrarse en cosas como la informática y, siendo generosos, en la habilitación de personal para sectores emergentes, como por ejemplo el empleo en actividades relacionadas con el despliegue de las energías renovables, solar y eólica.
Sin embargo, el bagaje cultural e idiomático de los inmigrantes con cualifiación pone en bandeja una opción adicional aun sin explorar y que es la de poner esos conocimientos al servicio de la internacionalización de las empresas españolas. El caso es que desde mi trabajo con las Cámaras de Comercio en favor de la internacionalización de empresas, he visto cómo, por una parte se reitera el valor de la proyección exterior de las empresas como una buena aportación para salir de la crisis y, por otra la necesidad de trabajar contra las limitaciones para reforzar esta proyección exterior. Entre esas limitaciones juega un importante contar con puentes para la exportación, y estos puentes al final son, evidentemente, además de metodologías ya probadas y de éxito, probadas en ciertos buenos programas (como por ejemplo, los programas PIPE o el ILI) ... son personas, colaboradores adheridos temporalmente a las empresas, ya sea puntual o más extensamente y que ayudan en la labor de exportar, de contactar con otras empresas e instituciones en otros mercados y ayudar a convertir oportunidades de negocio en realidades.
Sin embargo, falta en España hacer pruebas que nos confirmen la sospecha de que podemos convertir a estos immigrantes, que cuentan con unas ganas enormes de trabajar y venderse, en aliados para esta labor de proyección internacional de las empresas.
Este es un reto que tenemos pendiente, interesado, si, pero a la vez o antes de ese interés interesado, como un homenaje a esas gentes que abandonaron un día sus casas, sus pueblos, sus familiares, pertenencias y se embarcaron ... en una nueva vida. Si naufragan lo haremos juntos y si salimos a flote será porque salimos todos juntos a flote y ellos han estado ahí, en la sombre, para ayudarnos a hacerlo.
En fin, es una idea y una propuesta para la acción para actuar contra los efectos del desempleo que está provocando la crisis. Si interesa a alguien o alguien esta haciendo algo en este sentido, estaré eternamente agradecido si compartiera conmigo su experiencia.
Gracias por haber llegado hasta aquí y leer esto!
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